El gaucho:
“Sin más limitaciones a su libertad
que el horizonte mismo, educado en la naturaleza a la que sobrevive por
instinto, encuentra en el ganado el alimento fácil, integrando la carne a una
dieta monótona e invariable; el resto se compone de tabaco, caña y yerba- mate,
los que obtendrá generalmente en el contrabando o en el trabajo zafral.
Producto del medio socio económico más que del mestizaje, se hizo jinete y
andariego a falta de un lugar donde afincarse, y al internarse en la pradera
perdió la expresión “civilizadora” de sus antepasados y ganó la fiereza de un
mundo primitivo y salvaje. Hospitalario y despiadado, desprendido y generoso,
su escala de valores parte del honor y del coraje, y la estampa ideal es la del
más diestro, valiente, fuerte y respetado: ése será su caudillo. Fue perseguido
por los españoles ya por sus costumbres, alteraba el orden y la tranquilidad en
la campaña. No respetaba la propiedad porque la sentía como un despojo...
Hasta fines del
siglo XIX el peón es un gaucho que permanece apegado a los designios de su
patrón, sólo excepcionalmente no logra identificar sus intereses y opiniones
políticas con los intereses y opiniones
del patrón. Participa activamente en las guerras civiles, muchas veces sin más razón, odio o divisa que los del
estanciero. Este, adquiere una autoridad
paternalista que le asegura la existencia de verdaderos ejércitos privados”
Dotta, M y otros.
“El Uruguay ganadero” E.B.O.1972.Pág. 122-125
El hurto de ganado (abigeato) era corriente. Se calculaba que más de la
mitad de los cueros que llegaban a Montevideo desde la campaña era producto de
hurtos. Changadores e indígenas eran los principales autores del delito. Decía
el cónsul Baradère:
“El gaucho sin
dinero ni trabajo, se vuelve ladrón. Roba algunas pocas reses, que conduce a
gran distancia, y que mata en seguida para vender los cueros a los
comerciantes. El no considera este acto un robo; parece que buscara disimularlo
calificándolo con la palabra changar. De manera que esta clase
de ladrones es designada en el país con el nombre de changadores”
Mendez Vives, E.
“La gente y las cosas en el Uruguay de 1830” . Ed. Fin de Siglo,1993. Pág.16.
No hay comentarios:
Publicar un comentario