jueves, 28 de agosto de 2014

El gaucho

El gaucho:
“Sin más limitaciones a su libertad que el horizonte mismo, educado en la naturaleza a la que sobrevive por instinto, encuentra en el ganado el alimento fácil, integrando la carne a una dieta monótona e invariable; el resto se compone de tabaco, caña y yerba- mate, los que obtendrá generalmente en el contrabando o en el trabajo zafral. Producto del medio socio económico más que del mestizaje, se hizo jinete y andariego a falta de un lugar donde afincarse, y al internarse en la pradera perdió la expresión “civilizadora” de sus antepasados y ganó la fiereza de un mundo primitivo y salvaje. Hospitalario y despiadado, desprendido y generoso, su escala de valores parte del honor y del coraje, y la estampa ideal es la del más diestro, valiente, fuerte y respetado: ése será su caudillo. Fue perseguido por los españoles ya por sus costumbres, alteraba el orden y la tranquilidad en la campaña. No respetaba la propiedad porque la sentía como un despojo...

Hasta fines del siglo XIX el peón es un gaucho que permanece apegado a los designios de su patrón, sólo excepcionalmente no logra identificar sus intereses y opiniones políticas con los intereses  y opiniones del patrón. Participa activamente en las guerras civiles, muchas veces sin  más razón, odio o divisa que los del estanciero. Este, adquiere  una autoridad paternalista que le asegura la existencia de verdaderos ejércitos privados”
Dotta, M y otros. “El Uruguay ganadero” E.B.O.1972.Pág. 122-125



El hurto de ganado (abigeato) era corriente. Se calculaba que más de la mitad de los cueros que llegaban a Montevideo desde la campaña era producto de hurtos. Changadores e indígenas eran los principales autores del delito. Decía el cónsul Baradère:
“El gaucho sin dinero ni trabajo, se vuelve ladrón. Roba algunas pocas reses, que conduce a gran distancia, y que mata en seguida para vender los cueros a los comerciantes. El no considera este acto un robo; parece que buscara disimularlo calificándolo con la palabra changar. De manera que  esta clase  de ladrones es designada en el país con el nombre de changadores”

Mendez Vives, E. “La gente y las cosas en el Uruguay de 1830”. Ed. Fin de Siglo,1993. Pág.16.


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